De secador profesional a lampara vintage

Para los amantes del reciclaje creo que el proyecto de hoy os va a gustar mucho. Vino al taller este secador antiguo, pertenecía a la madre de la clienta y creció viéndolo todos los días. Lo tenía en el trastero guardado como recuerdo y pensando que algún día lo arreglaría. Un día pasó por mi ciudad y al ver el escaparate del taller entró a preguntar y ta chan, lo trajo sin dudar para hacer algo diferente con el. En este estado llegó.

Totalmente oxidado, y sin pintura ya, estuvimos valorando que hacerle hasta que consideramos que haríamos una lámpara para su salón.

Este era el estado de su pie de hierro. ¡Pesa un quintal! y las ruedas no funcionaban.

Aquí os dejo muestra del estado de los metales, sin brillo y con muchos golpes y deterioro.

La parte trasera del secador.

Aquí os muestro el martelé, acabado de pintura en origen que como se aprecia había perdido su color y volúmen del desgaste y de la luz. Este era el lado bueno.

El primer paso desmontarlo todo. Por supuesto la primera opción fue sustituir el motor por una luz, con el fin de darle más ligereza a la pieza y porque como se aprecia, no se podía recuperar. Aún así se guardó.

Aquí os muestro la presentación de como se añadió la luz en el interior. La mejor opción una lámpara downlight.

Aquí os muestro el estado de la chapa, parte con color y parte sin color. Para averiguar el tono real nos fijamos en el color que aparece en la parte superior y que no se había perdido con el tiempo al estar cubierto por gomas y roscas.

Aquí podéis ver el estado del pie del secador. Nuestra idea desde el principio fue respetar en el su estado así que se limpió únicamente y se aplicó un paralizador de la oxidación y un barniz mate.

Por supuesto el oxido superficial fue limpiado.

Aquí os muestro en detalle el resultado final del pie.

Volviendo al caperuchón, como lo llamábamos en el taller, se procedió a pintarlo.

Esta es la parte inferior. Se  compró el martelé en verde medio de la firma Hammerite.

Aquí os muestro como vamos aplicando el producto con una paletina. Es importante poner la misma cantidad de producto por toda la superficie para que quede uniforme por igual a más fina más pequeño y si es muy gruesa, hace chorretes ya que la superficie no es plana y no se puede dejar tumbada. Una mano la hicimos a brocha y la mano final a rodillo fino de pelo corto que quedaba perfecto.

a continuación os muestro el efecto del producto, me encanta como aparece el martelé.

El acero se llevó a pulir, sin cromarlo de nuevo. Sólo pulido y abrillantado.

A continuación os muestro como se encontraba el soporte de acero. Que también se pulió.

Fuimos valorando el acabado final de cada una de las piezas para ver como quedarían finalmente.

Tras muchas horas de lija, limpieza, pulido y abrillandado, así como pintura y montaje. este es el resultado final. La chapa de plástico se limpió y pulió que no se consiguió aclarar ya que estaba muy quemada y estaba muy frágil.

Aquí podéis lo limpio que quedó el interior con el montaje de la lámpara. Y pensar que ahí metían la cabeza nuestras madres horas….

Aquí os muestro el resultado final. La verdad es que en el escapare causaba sensación, todas las vecinas del barrio que lo veían hacían comentarios, tenemos un colegio al lado así que daba para rememorar esos momentos en las pelus de antaño, con los rulos puestos y un ruido infernal.

Aquí os lo mostramos encendido. Vaya que después del montaje funciona y seguirá haciendo otra función muchos años más.

Esta siguiente foto ya en su nuevo hogar. Su propietaria quedó muy emocionada al verlo y está encantada de tener a su lado ese enorme recuerdo de su infancia.

Como siempre esperamos que os haya gustado y que os inspire.

Gracias por volver ,por vuestros comentarios y por compartir.